El espíritu maligno quiso dejar grabado en la sien
que el mundo entero no es sino un defecto;
que la tierra toda no es más que una traba;
que una araña vive en un rincón de cada pecho.
Que la hiel es la que vuelve verdes a las hojas;
que son solo muletas los árboles alrededor;
que solo en mataderos se torna púrpura el amanecer,
y que los montes no son sino jorobas bajo el sol.
Desaparece espíritu maligno; tu verbo es helado y muerto
y pretende herrumbrar el acero del ánimo heroico
pero en mi no perdió aun su verdor la esperanza.
Solo tiene que darme mi amada un hijo todavía
para estar unido cada hierba,
para que todo el mundo se torne mi casa.
*SHLOIME ROITMAN, nacido en 1913 en Mohilev—Podolsk, egresado del Instituto Pedagógico de Moscú fue durante muchos años profesor de literatura occidental, colaborador de la revista judeo—soviética Sovietish Heimland y redactor de poesía de la editorial estatal “Der emes”. En 1973 emigró de la URSS a Israel, radicándose en Hertzlía.
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