Mostrando entradas con la etiqueta odio. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta odio. Mostrar todas las entradas

noviembre 03, 2010

TINTA DOLIENTE por DANIEL NAJNSZTEJN



Escribo aliviando mi alma en llagas
Sueño y ese sueño te trae y te escribe en mí
Corazón que me late y duele, corazón que a los dos nos escribe
Ríos de palabras que se chocan y golpean y lastiman provocas en mi ser
Indefensa la vida mía al tenerte solo al escribirte
Bramo escribiendo este amor que me carcome
Odio tener que confesar tanto dolor, tanta impotencia




octubre 31, 2010

CARTA A...por DANIEL NAJNSZTEJN

                                                                                    Beer Sheva, Octubre 31 de 2010



Para un ser especial…
Me encuentro aquí escribiendo esta carta con el íntimo deseo que no la recibas, o en su defecto si la recibes no sepas a quien está dirigida. Quizás me entiendas (deseo): no dejo de soñarte, de escuchar tu voz, de imaginarte, de sentirte, de olerte, de amarte, de besarte, de recorrer íntimamente tu cuerpo, de penetrarte con pasión y al mismo tiempo de odiarte con un odio cruel y amargo, tan fuerte como mi amor. Amarte ha sido inevitable. He luchado con todas mis fuerzas para evitarlo y no lo he conseguido. Acabo de rendirme. Es una batalla desigual. Me has vencido. Me he entregado. Y aquí, yaciendo vacilante, sufro por este amor que sé nunca podrá concretarse. Y maldigo mi destino. Trágico. Cruel. Cargado de sinrazón. Y maldigo mi cobardía. Y lloro porque duele más allá de cualquier herida. Lloro al sentir como si un puñal se introdujera lentamente en mis vísceras escarbando, escarbando… Y sangro, sangro por mí, sangro por ti, sangro por nosotros. Y la sangre brota y nos salpica y nos mancha, uniéndonos en un pacto infinito más allá del tiempo. Y es por todo eso que te odio, te odio, te odio, te odio… Y te amo, te amo, te amo… Y abro mis ojos a una absurda y espantosa realidad como es la de no tenerte, y los vuelvo a cerrar esta vez definitivamente…


                                                                                                            Quien nunca dejará de amarte