noviembre 01, 2010

UTOPIAS por Daniel Najnsztejn

Alfonzo el Zonzo creía tenerlo todo: una mujer joven y hermosa (juventud en el País de la Mentira, en el cual Alfonzo vivía, era una virtud), amigos por doquier (zonzos también ellos), un moderno piso de dos plantas con vista a la Avenida Central, un auto envidia de sus pares (en el País de la Mentira el auto otorgaba el valor a la persona) y un trabajo como Director General de La Zonzera S. A.
A pesar de todo ello y como seria dable inferir, Alfonzo el Zonzo no era feliz. Hacía ya un tiempo que había tomado por costumbre por las noches, permanecer largas horas en su balcón observando constantemente el cielo. ¿Qué miraba Alfonzo el Zonzo? ¿Por qué no dormía, salvo en nubladas noches, Alfonzo el Zonzo? Para colmo de males, de sus males, en el País de la Mentira las noches nubladas eran muy contadas y eso provocó que Alfonzo el Zonzo prácticamente dejara de dormir. Lo que nadie sabía era que Alfonzo el Zonzo miraba constantemente al cielo buscando una Estrella, su Estrella. La había visto innumerables veces en sus sueños recurrentes. Luminosa. Refulgente. Ardorosa. Pura. Quizás inalcanzable. Quizás un imposible.
Así pasaba las horas, días, meses, años. Alfonzo el Zonzo buscando a su Estrella, teniendo como única razón de su vida el contemplarla.
De repente y un domingo, Alfonzo el Zonzo se dijo: - No puedo seguir viviendo así. Tengo que salir a encontrar a mi Estrella-. Sus dos íntimos amigos, Marengo el Rengo y Franco el Manco, prometieron ayudarle en lo que necesite y emprendieron la tarea.
Consiguieron hilos de oro y plata, gotas de lluvia, espuma de mar, esencias de azahar, luciérnagas coloridas y con esos materiales y teniendo como peldaños cañas de bambú, comenzaron a construir una escalera que fuese lo mas alta posible para que nuestro protagonista alcanzase su sueño.
Y Alfonzo el Zonzo comenzó a subir. Mientras él subía, sus amigos continuaban agregando otro peldaño a una escalera sin final, hasta que imprevistamente y como imbuido de una fuerza sobrenatural Alfonzo el Zonzo empezó a volar. Primero en un vuelo tímido, temeroso, inseguro, pero a medida que más volaba más seguro se sentía. Y Alfonzo el Zonzo comprendió que nada es imposible. Que lo imposible se encontraba únicamente dentro de él. Que los obstáculos no son tales cuando la determinación es lo suficientemente fuerte. Que las barreras y los muros pueden derrumbarse. Y esquivando espantapájaros, helicópteros, aviones, naves espaciales y satélites de toda forma y color logró desvanecerse de la visión que de él tenían sus amigos para ingresar a un espacio de armonía y paz, multicolor, que le hizo volver en el tiempo a la situación idílica que había vivido cuando todavía estaba en la panza de su mamá.
Y a medida que Alfonzo el Zonzo se elevaba, y volaba, y danzaba junto a ocasionales compañeros, un punto todavía difuso comenzaba a divisarse. No tenía dudas. Era su Estrella. Se acercaba a lo que creía un imposible. Y luego de varios días con sus respectivas noches Alfonzo el Zonzo llegó a un desierto de sales absolutamente límpido, blanco, puro. Y en él tiburones abrazados a peces, leones de la mano de cebras, cocodrilos en una extraña danza con las ranas y todos ellos en un inmenso círculo en cuyo interior la vio. Un dolor interior lo paralizó: su Estrella yacía sobre ese desierto y su luz parecía desteñida, como apagándose.
- Pasa –le dijo una voz.
- Hace mucho que ella, Estrella Bella, te espera –volvió a escuchar.
– ¿Tu quien eres? –preguntó Alfonzo el Zonzo.
- Me llamo Heleno el Galeno, y soy su médico. – Estrella Bella aguarda tu llegada ya hace mucho tiempo y al tú no venir enfermó de una rara enfermedad llamada Alfonzo. Nadie puede salvarla ya, solo tú.
Alfonzo el Zonzo al escuchar esto no dudó un instante, y corriendo fue hacia Estrella Bella tomándola entre sus brazos, acariciándola, mimándola, besándola. Y fue así que Estrella Bella comenzó tenuemente a iluminarse. Primero con una luz amarillenta, luego cada vez más resplandeciente, hasta volver a ser la Estrella Bella que siempre había esperado a su Alfonzo el Zonzo, con su luz, con su pasión, con su vigor.
Y partieron los dos abrazados, Alfonzo, despojado del Zonzo y Estrella quien permaneció bella por siempre gracias a ese AMOR imposible que se transformó en realidad. Y vagaron por el universo acompañados de ángeles delfines que se ocuparon de cantar su amor y difundirlo en todos los rincones gracias a la ayuda del anciano Don Viento.
Cuenta la historia, que los hombres del País de la Mentira, al advertir lo que había pasado, y al darse cuenta que nada es imposible, volvieron a creer en utopías y quimeras. Volvieron a creer en sí mismos y en que era posible de otro modo. Y hablaron con sus vecinos, enemigos irreconciliables a través de las generaciones y adoptaron ambos la PAZ como bandera, sin divisiones ni diferencias. Y cambiaron el nombre del país. De ahora en más se llamaría el País de la Verdad y de los Sueños. Y el Mundo sería uno solo. Un único mundo digno de ser habitado. El AMOR había triunfado. Alfonzo y Estrella habían logrado el milagro.

10 comentarios:

A.R.N. dijo...

QUE MARAVILLA MARAVILLOSA
sensaciones, colores, imagenes, deseos, amor, objetivos y una moraleja. perfecto
beso

G.G.Y.G dijo...

Tu con tus utopìas y yo con las mìas. ¡Que bonito! Prefiero estas bellas historias con finales felices, que esas de corazones desangrados. Decidì hace mucho que quiero ser simple. Me gustò Dany, levanto una copa por un poco de positivismo.Salud por tì y tu estrella.

Miriam Beatrìz dijo...

Que hermosa historia, nos muestra como siempre que el amor puede hacer cosas maravillosas dentro de cada uno de nosotros, por otra parte esta historia nos demuestra que las barreras se pueden pasar, solo debemos estar seguros de lo que queremos y ser siempre tenaces, pues el que percevera alcanza. Gracias Dany pues tu nos enriqueces el alma con todas estas bellas historias.

Leticia dijo...

Apasionante historia Daniel, de comienzo a fin, con un bello mensaje.
La leyó mi hija de 9 años y la lleva a la escuela para compartirla con sus compañeros!!.
Adhiero al comentario de Miriam B "tu nos enriqueces el alma con todas esas bellas historias".

dany dijo...

Muchas pero muchas gracias por estos comentarios que tanto estimulan

ESTRELLA dijo...

Hermosa escritura. Oh las utopías.
Escritor en este cuento el amor define las posibilidades de autovaloración A su través puede Alfonzo dejar de ser el sonzo y pasar a ser una potencia.
Se descubre que la contención se puede sanar al otro.
La unión de Alfonzo y la Estrella en el vuelo final, marca que todo es posible hasta las utopías mas inpensadas.
La luz de la Estrella que empieza a brillar, es la esperanza de un mundo mejor, donde todos podamos.
Gracias escritor yo tambièn he volado con su cuento.

Estela Teitelbaum dijo...

hermosamente optimista , gracias Daniel !

Alicia Dely dijo...

LAS PALABRAS LLEGAN AL CORAZON ....CUANDO SALEN DEL CORAZON.....

Gabriela Szuster (Gamyr) dijo...

Una historia con final feliz, me gusta. Bravo !

Regina Mirta Rajchnudel Aizenberg dijo...

Gracias Daniel, además de hermoso, verdadero, hay que enriquecer nuestro interior,ir por aquellos imposibles que no lo son tal si lo deseamos mucho, y actuamos en consecuencia.Las utopías nos enriquecen, dejemos que nuestros sueños se encuentren con la realidad, busquemos todos nuestr estrella. Gracias otra vez