septiembre 26, 2010

*** 'LA EÑE'... *** (María Elena Walsh)

La culpa es de los gnomos, que nunca quisieron ser ñomos...
Culpa tienen la nieve, la niebla, los nietos, los atenienses, el
unicornio... Todos evasores de la eñe...
Señoras, señores, compañeros, ¡amados niños!... ¡No nos dejemos arrebatar
la eñe!...
Ya nos han birlado los signos de apertura de interrogación y admiración...
Ya nos redujeron hasta el apócope...
Ya nos han traducido el pochoclo (pop corn)...
Y como éramos pocos, la abuelita informática, ha parido un monstruoso # en
lugar de la eñe, con su gracioso peluquín.
Quieren decirme, ¿qué haremos con nuestros sueños?...
Entre la fauna en peligro de extinción, ¿figuran los ñandúes y los
ñacurutuces?...
En los pagos de Añatuya, ¿cómo cantarán Añoranzas?...
¿A qué pobre barrigón fajaremos al ñudo?...
¿Qué será del Año Nuevo... El tiempo de ñaupa...
Aquel tapado de armiño, y La ñata contra el vidrio?...
¿Y cómo graficaremos la más dulce consonante de la lengua guaraní?...
'La ortografía también es gente', escribió Fernando Pessoa... Y, como la
gente, sufre variadas discriminaciones...
Hay signos y signos, unos blancos, altos y de ojos azules, como la W o la
K...
Otros, pobres morochos de Hispanoamérica, como la letrita segunda; la eñe,
jamás considerada por los monóculos británicos, que está en peligro de pasar
al bando de los desocupados, después de rendir tantos servicios y no ser
precisamente una letra ñoqui...
A barrerla, a borrarla, a sustituirla, dicen los perezosos manipuladores de
las maquinitas, sólo porque la ñ da un poco de trabajo...
Pereza ideológica, hubiéramos dicho en la década del setenta...
Una letra española es un defecto más de los hispanos, esa raza impura
formateada y escaneada, también por pereza y comodidad...
Nada de hondureños, salvadoreños, caribeños, panameños... ¡Impronunciables
nativos!...
Sigamos siendo dueños de algo que nos pertenece, esa letra con caperuza,
algo muy pequeño, pero menos ñoño de lo que parece...
Algo importante, algo gente, algo alma y lengua, algo no descartable, algo
propio y compartido, porque así se nos canta...
No faltará quien ofrezca soluciones absurdas: escribir con nuestro
inolvidable César Bruto, compinche del maestro Oski.
Ninios, suenios, otonio... Fantasía inexplicable que ya fue y preferimos no
reanudar, salvo que la Madre Patria retroceda, y vuelva a llamarse
Hispania...
La supervivencia de esta letra nos atañe, sin distinción de sexos, credos
ni programas de software...
Luchemos para no añadir más leña a la hoguera, donde se debate nuestro
discriminado signo... Letra es sinónimo de carácter...

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