enero 17, 2011

Y ESA TARDE TE AMÉ por Daniel Najnsztejn



Una tarde cualquiera. Seres anónimos flotando en un espacio infinito. Almas vagando a la búsqueda de un encuentro, de un tenerse, de un te escucho, de un te quiero. Lluvia que lastima aún más. Hielo de angustia por fuera y por dentro. Corazones heridos, necesitados, sedientos, hambrientos del otro. Soledades. Nostalgias. Recuerdos. ¿Cómo estás?  Con frío. También yo. No hizo falta más.  Supe que ibas a ser mía, y yo tuyo. No vi tu rostro, lo imaginé. No vi tu cuerpo. No hacía falta. Te sentí y me sentiste. Te amé y me amaste. Y las letras comenzaron a danzar una música imaginaria, y nosotros moviéndonos a su compás. Y se entrelazaron, se apretaron y fundieron en una única palabra. Luego volvimos al silencio. Guardamos en un arcón esas ya cansadas letras. Fuimos felices.

2 comentarios:

Miriam Beatrìz dijo...

Que hermoso todo esto, me identifico mucho con estas hermosas palabras, cuantas veces nos sentimos tan solos, llenos de nostalgias y recuerdos, sobre todo con el frìo, no solo del invierno si no el frìo del Alma, de la Soledad?. Lo hermoso de esto es Sentir! muchas veces estamos de frente a la gente y no nos dicen nada,otras veces aunque si se esta a distancia se esta mas cerca que lejos. Lo importante al final de todo es ser Felìz!

Anónimo dijo...

esto también es "instinto de conservación", la búsqueda y el encuentro de un alma gemela (por así decir) sin importar nada más que ese tiempo virtual que las mantiene unidas y que re alimenta el alma aunque sea en mínimas cuotas