octubre 24, 2010

Las extraordinarias andanzas matutinas de mi madre por Israel Aszendorf*



¿Vio alguno de mi madre yendo hacia el mercado
por pan, cebada, arroz o papas?
Ninguno la vio. ¡Quien se detiene
a observar a una judía, piel y huesos!
Pero yo, su hijo, porque la recuerden largamente
voy a describir sus andanzas matutinas.
Mi madre va hacia el almacén pensando preocupada
con que excusa hoy tomar de nuevo allí fiado.
Ayer mismo la alerto el almacenero
que no volviera son plata al otro día
y eso significa quedarse sin comer,
o vender el ropero o las cobijas de la cama.
Ante la puerta entonces da mi madre vueltas y más vueltas.
En cualquier momento, me parece, va a echarse en cuatro patas,
saltar adentro como una fiera enfurecida
y morderlo todo, destrozarlo todo.
Pero, con un esfuerzo mi madre se contiene;
solo mira por la vidriera para ver qué pasa.
Y ve: el litro está de pie, borracho
y los platillos de la balanza, alegres, se hamacan.
Piensa: las ollas cuelgan resecas y la cocina esta fría;
cinco personas permanecen en casa, sentadas con las cabezas gachas,
y se dice: voy a entrar, probar fortuna.
Estira el cuerpo hacia la puerta, pero continua parada.
Regresa por sin a casa, cruza el patio;
en silencio se escabulle escaleras arriba hasta nuestra pieza,
se detiene, apoya sobre la puerta el oído
y oye el gemir hambriento de gente y vajilla.
Más pesada se vuelve su cabeza y más triste su mirada,
y ya va de nuevo mi madre camino de la tienda…

*ISRAEL ASZENDORF: nacido en 1909 en Melnitze, Galitzia. Educado en Lemberg. Durante la guerra vivió en la URSS. Transcurrida la guerra se dirige a París y de allí, en 1952, con un grupo de escritores judíos se radica en Buenos Aires, Argentina, donde es profesor de
literatura idish y hebrea, y donde fallece en 1956.

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