octubre 20, 2010

EL HOMBRE DE FUEGO por JAIM GRADE*



En la antesala de mi casa, de pie, desnudo, hay un hombre de fuego
que me observa a través de la puerta vidriera.
Mi corazón retumba como un reloj salvaje:
¿quién será el que me mira desde el otro lado de la puerta?
¿Habrá escapado del brasero encendido en mi cuarto?
¿O acaso estallo un incendio en mi cocina
y antes que las llamas también me devoren
vino a salvarme, a llevarme consigo?
¿Pero por qué el hombre de fuego tirita de frío
y su piel en llamas se cubre de escarcha?
Es mi cuerpo arraigado en su brote mismo
y mi osamenta bajo ceniza, moho y nevada.
Yo debí convocarlo de entre todas las fosas
y el hombre de greda escuchó mi llamado.
Ahora me busca de puerta en puerta:
el asesinado tras el último trozo de su cuerpo.
Aunque tal vez haya venido del silencioso océano
o es una chispa de la explosión del átomo
o el cerebro estallado y la voluntad desatada
que se atropellan encendidos hacia el abismo.
Puede que lo haya visto en el norte helado,
aullando sin voz, en ropa de prisionero,
o acaso huyo desnudo de la prisión, a matarme
porque callo y disimulo su sufrimiento.
—¡Oh, quien quiera seas, misterioso hombre de fuego,
no quiero seguirte por tu senda secreta!
Transfórmate y hazte mi leal custodio;
hombre de fuego, vuélvete hombre de piedra.
El hombre de fuego obedece. Me deja ante la mesa
y se hace piedra negra en la antesala de mi casa.
Solo falta grabar mi nombre sobre ella
para que sea de mi sepulcro la lápida.

*JAIM GRADE, nacido en 1910 en Vilna, Lituania, hijo de un maestro de hebreo, estudio en varias escuelas talmúdicas hasta adquirir gran erudición. Integrante del grupo literario Iung Vilne, Joven Vilna. Pasa la guerra en la URSS y luego, tras vivir temporariamente en Polonia y en Francia, se radican en 1949 en Nueva York, EE.UU., donde fallece en 1982.

No hay comentarios: