abril 13, 2010

la naranja






No era época de naranjas; no se vendían naranjas.


Yo, sentado en casa, veía una fruta imposible. Esta naranja, era grande, casi esférica. Despedía el aroma propio de la fruta madura. 


Decidí comerla; me armé de un cuchillo, y empecé a cortarla. En el acto, percibí el frío del ácido que desprendió. 


Continué pelándola a mano, para no lastimar la delicada piel de los gajos. A continuación, me aboqué a la delicada tarea de separar las gajos uno a uno, mientras saboreaba su gusto por anticipado y los acomodaba en un plato. 


No era época de naranjas, no se vendían naranjas. 


Yo, sentado en casa, veía una fruta imposible.


Damian Szmulewicz (sobre un escrito de Luis Goren)

1 comentario:

A.R.N. dijo...

increible, la naranja invisible hizo agua mi boca.bravo damian